Ignacio Zaragoza nació el 24 de marzo de 1829, en Bahía del Espíritu Santo, Texas, entonces provincia mexicana (hoy Goliad, Texas, Estados Unidos). Por influencia paterna creció bajo la firme disciplina de la vida militar, y por la intervención de su madre, bajo los cánones religiosos de la época. Tras la independencia de Texas, la familia Zaragoza vivió en varios lugares, entre ellos Matamoros, donde aprendió las primeras letras, y Nuevo León, donde tras una breve estancia en el seminario, encontró su verdadera vocación: el Ejército.
En 1852, durante la última administración santannista, ingresó a la Guardia Nacional de Nuevo León, y al siguiente año formalizó su entrada al Ejército Nacional.
Al estallar la Revolución de Ayutla (1854) con la que se derrotó a Santa Anna, y a partir de entonces liberales y conservadores empezaron a disputarse las riendas del país, Zaragoza se sumó al movimiento, militando a partir de ese momento en las filas liberales.
Al darse el golpe de Estado de Ignacio Comonfort, tuvo participación en diferentes batallas, siempre en defensa de los principios de la Constitución de 1857; a finales de 1860, participó en la Batalla de Calpulalpan, con la cual se dio fin a la Guerra de Reforma y a las aspiraciones conservadoras.
Tras la Guerra, al instalar Benito Juárez su gobierno en la Ciudad de México, Ignacio Zaragoza, por su destacadas participaciones, fue distinguido con el Ministerio de Guerra y Marina, cargo que dejó al ser nombrado Comandante del Ejército de Oriente, formado ante el inminente desembarco de las fuerzas de España, Gran Bretaña y Francia, al conocer el decreto sobre la suspensión de pagos por créditos extranjeros, dada la situación económica del país.
Aunque el gobierno mexicano buscó un arreglo con las tres naciones, los franceses, decididos a secundar el proyecto monárquico de los conservadores mexicanos para imponer un príncipe europeo, no aceptaron e iniciaron la invasión. Fue entonces cuando Zaragoza tuvo su más heroica participación; el 5 de mayo de 1862 en la Plaza de Puebla, el general, con menos tropas, logró derrotar al entonces considerado como el más poderoso cuerpo de guerra en el mundo, el Ejército francés.
Esta acción retardó en más de un año la ocupación del país y es considerada como el firme nacimiento de la nacionalidad mexicana.
Ejército de Oriente, formado ante el inminente desembarco de las fuerzas de España, Gran Bretaña y Francia, al conocer el decreto sobre la suspensión de pagos por créditos extranjeros, dada la situación económica del país.
Aunque el gobierno mexicano buscó un arreglo con las tres naciones, los franceses, decididos a secundar el proyecto monárquico de los conservadores mexicanos para imponer un príncipe europeo, no aceptaron e iniciaron la invasión. Fue entonces cuando Zaragoza tuvo su más heroica participación; el 5 de mayo de 1862 en la Plaza de Puebla, el general, con menos tropas, logró derrotar al entonces considerado como el más poderoso cuerpo de guerra en el mundo, el Ejército francés. Esta acción retardó en más de un año la ocupación del país y es considerada como el firme nacimiento de la nacionalidad mexicana.
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